Los grandes proyectos se hacen siempre porque muchas personas colaboran con ellos. Dentro de esas colectividades, hay individuos que van dejando a su paso una obra de vida muy clara, o inspiración para otros, mediante su trabajo constante y dedicado que –como el hueco en la piedra que hace el agua gota por gota– deja una huella definida.
Cada uno podremos pensar en varios ejemplos de personas que nos han marcado de manera individual en la vida. En cada familia están las historias de quienes con sus esfuerzos ayudaron a que los demás saliéramos adelante. Del mismo modo, las comunidades recuerdan a quienes han abierto nuevos caminos o mostrado sendas que no se habían recorrido antes.
Raquel Rubio-Goldsmith, nacida en Douglas hace más de ochenta años, es un claro ejemplo de esta labor entre nosotros. Con su trabajo de décadas logró que los centros de enseñanza más importantes del sur de ֱ, como Pima Community College y la Universidad de ֱ, incorporaran los estudios étnicos y mexicoamericanos. Este paso ha sido determinante para conocer formas de discriminación o marginalización que se habían sufrido en esta región fronteriza y las maneras de combatirlas.
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Del mismo modo, la incorporación de los estudios étnicos y mexicoamericanos ha contribuido a fomentar el activismo para la defensa de los derechos civiles de las personas migrantes o de las comunidades chicanas o latinas en Estados Unidos, del brazo de otras destacadas personas de las que ճܳó ha sido semillero. Con esa labor, han ayudado a hacer visible el elemento humano que subyace al acto de migrar, los efectos de las políticas migratorias en las personas y sus familias, así como los rezagos en la cabal integración y empoderamiento de las llamadas “minorías”.
Además de que su trabajo pionero nos permitió conocer mejor sobre la identidad chicana –incluidos los aportes de las mujeres mexicanas a la personalidad de la frontera–, su liderazgo ayudó a que personas de las comunidades indígenas binacionales Yaqui y Tohono O’odham se incorporaran como profesores y profesoras de sus propias culturas.
El pasado 5 de mayo tuve el honor de entregar el premio Mexicanos Distinguidos 2022 que otorga el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) a Raquel, por haber sido una destacada docente, investigadora y activista por los derechos civiles. Es la segunda ocasión que esta distinción se entrega a una persona mexicana o de origen mexicano en ճܳó, luego de que fuera entregado anteriormente al geólogo e investigador Joaquín Ruiz en 2018.
El IME fue fundado hace 19 años para coordinar iniciativas y atender necesidades comunitarias de las personas mexicanas que viven en el extranjero, junto con la red de Consulados y Embajadas de México. Durante ese tiempo, ha creado dos importantes premios: el Ohtli, para reconocer a las personas o instituciones que más han contribuido al desarrollo y bienestar de los connacionales en el exterior; y el premio Mexicanos Distinguidos, para quienes se han destacado en sus campos profesionales.
Con la humildad que la caracteriza, Raquel Rubio-Goldsmith me dijo que no se había reconocido en las palabras elogiosas (y merecidas) que le dediqué. Esta modestia es una característica de quienes trabajan por el sentido de lo que hacen y no por ser reconocidas.
Estos premios, sin embargo, nos ayudan a registrar los méritos y a inspirar a las nuevas generaciones a trabajar con dedicación por objetivos que nos ayudarán a formar mejores sociedades. Al nominarla para esta distinción, no sólo queríamos que su vida y proyecto profesional fueran reconocidos, sino sumar este Premio a la labor educadora de Raquel, para que siga inspirando a más personas en la lucha por la igualdad, con esta identidad genuinamente binacional que los fronterizos han construido.
Rafael Barceló Durazo es cónsul de México en ճܳó. Encuéntralo en Twitter como @barcelodurazo.