Hay varias razones para que este 15 de septiembre vayamos a ver El Norte (Gregory Nava, 1983), para muchos la mejor película sobre migración jamás realizada. Están, por ejemplo, que su guion, escrito por el mismo Nava y su entonces pareja, Anna Thomas, fue nominado al Oscar en ese año; que en 1995 fue seleccionado por el National Film Registry de la Librería del Congreso en 1995 y que Roger Ebert, tal vez el crítico de cine más conocido, la incluyó en su célebre lista “Great Movies”.
En mi opinión, hay dos razones aún más poderosas: la primera es que los hijos y nietos de los migrantes conozcan lo que vivieron sus padres o abuelos para llegar al llamado país de las oportunidades. La otra es dirigirles una segunda mirada y que conozcamos el alma, los sueños y la odisea que viven aquellos que dejan su país en busca de una mejor vida.
Quienes acudan a verla pensando que verán una película llena de datos duros o con tono de documental se sorprenderán por su tono intimista, por lo entretenida que es, por la belleza de su realización y por lo seductor de su trama. La cinta solita hará su trabajo: atrapar al espectador desde el inicio.
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El filme nos presenta a Rosa y Enrique (Zaide Gutiérrez y David Villalpando), un par de jóvenes hermanos de una comunidad maya de Guatemala que logra escapar de una masacre orquestada por unos militares que quieren acallar los deseos de sus habitantes por mejorar sus condiciones de trabajo. Orillados a dejar su comunidad, su única opción es irse al Norte (EE. UU).
La despedida es dolorosa, pues deben desprenderse de todo (ropas, costumbres, familia, idioma, raíces) para internarse en un mundo desconocido. Muy simbólico resulta cuando Rosa se desprende de su huipil para ponerse una ropa más mundana y cuando unas ancianas le preguntan una y otra vez, casi a manera de reclamo: “¿Rosa, a dónde vas?”.
El filme está dividido en tres partes. En la primera, titulada “Arturo Xuncax”, seremos testigos de la tragedia que provoca la huida de los protagonistas. En la segunda, “Coyote”, veremos su paso por la frontera y el cruce hacia EE. UU. “El Norte”, la tercera y última parte, narra las peripecias del par de hermanos mientras intentan a acostumbrarse a su nueva vida.
Pocas películas presentan de manera tan efectiva la odisea del indocumentado, abarcando con igual importancia los tres momentos: el desarraigo forzado, el riesgo en el cruce y la adaptación al país ajeno. En todos ellos, por cierto, el abuso y la discriminación son la constante, tanto en su propia tierra como al atravesar México o al emplearse en Estados Unidos.
Zaide Silvia Gutiérrez y David Villalpando están acompañados por una serie de primeros actores como Ernesto Gómez Cruz, Lupe Ontiveros, Rodrigo Puebla, Heraclio Zepeda, Tony Plana, entre otros.
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