Entre el 15 de septiembre y el 15 de octubre se celebra cada año en los Estados Unidos el Mes Nacional de la Herencia Hispana. No es algo nuevo, tiene sus antecedentes desde 1968, cuando a mediados de septiembre se empezó a celebrar una Semana Nacional dedicada a reconocer el legado de las comunidades que se identifican como de origen hispano o latino.
No obstante, en años recientes ha cobrado mayor notoriedad, pues muchas más instituciones y empresas se han unido de diversas formas a resaltarlo.
Eso tampoco es casual. Según el censo de 2020, en los Estados Unidos viven más de 62 millones de personas que se identifican como hispanas o latinas, cerca del 19% de la población total. Dicho más sencillo: de cada cinco estadounidenses, uno de ellos es hispano y eso tiene muchos efectos en términos económicos, sociales y políticos.
La razón de la importancia de la herencia hispana en los Estados Unidos va más allá del crecimiento del porcentaje de la población en décadas recientes.
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En realidad, el español fue el primer lenguaje europeo que se habló en lo que ahora es territorio de los Estados Unidos. Desde entonces, hay un legado ininterrumpido de aportaciones a la construcción de este país de personas cuyas identidades están ligadas al hispanismo, con un énfasis en nuestro pasado y presente indígena o mestizo. Hay muy diversas formas en que las personas han manifestado su identidad al pasar del tiempo, o en las diferentes regiones estadounidenses.
Las categorías no se reducen a hablar de hispanos o latinos (que incluiría a hablantes de otras lenguas romances como los brasileños o haitianos), sino también de chicanos, latinxs, mexicoamericanos, puertorriqueños, cubanoamericanos. En fin, a todas las comunidades que se han formado por razones de la lengua y la cultura, compartiendo el uso del español o del espanglish; conservando y ampliando los géneros musicales de los países de origen, en especial, el mariachi, los corridos, el norteño, la bachata; o formando géneros propios como el tex-mex o el reggaetón; manteniendo nuestra comida y las recetas familiares, o fiestas más típicas de nuestra cultura, como las quinceañeras, y tantas otras tradiciones culturales o religiosas.
En ճܳó, fue impresionante y alentador ver tantas actividades artísticas, tradicionales, musicales, deportivas que se realizaron durante el mes de la herencia hispana. Bajo la campaña #Vivaճܳó se llevaron a cabo en la ciudad más de 45 actividades que pusieron en el centro alguna o varias tradiciones hispanas, especialmente mexicoamericanas, por la historia y cultura compartidas que tenemos entre el sur de ֱ y México. Visit ֱ incluso organizó un sitio web para facilitar la consulta de tantos eventos y ayudar a promoverlos, consolidando a esta ciudad como uno de los epicentros de la cultura hispana en los Estados Unidos.
Quien lea esta columna y note que su fecha de publicación es posterior al término del Mes Nacional de la Herencia Hispana en los Estados Unidos, pensará que llegué tarde con la idea, o que se publicó fuera de tiempo. En realidad, el propósito de hacerla ahora es señalar que, con una presencia tan rica y numerosa de personas y culturas hispanas o latinas en los Estados Unidos, la celebración de este legado no debe limitarse a este mes.
Al contrario, la herencia hispana forma parte por méritos propios del patrimonio cultural estadounidense, contribuye a su prosperidad, al mayor entendimiento y respeto de sus diferencias, así como para alimentar genuinamente sus vínculos con otras regiones del mundo, especialmente con América Latina.
Es tarea de todas y todos que esta herencia compartida se celebre, respete y fomente cotidianamente todos los días del año.
Rafael Barceló Durazo es sonorense, diplomático mexicano de carrera y cónsul de México en ճܳó.