Esta serie ha sido posible gracias una beca para La Estrella de ճܳó de Solutions Journalism Network, una organización dedicada a impulsar el periodismo que analiza las respuestas de la comunidad a problemas específicos.
Mientras que los padres de familia luchan por encontrar un servicio de cuidado infantil de calidad y a un precio accesible, varias instituciones y organizaciones sin fines de lucro de ճܳó están dando un paso adelante tratando de ayudar a las familias de alguna forma.
En inglés hay un refrán que dice “it takes a village to raise a child” (se necesita un pueblo entero para criar un niño), y así es. Algunos de los programas que describimos aquí ayudan de manera directa ofreciendo cuidado infantil, otros ofrecen servicios que permiten a los padres de familia y proveedores de cuidado infantil mejorar el aprendizaje para bebés, niños pequeños y niños en edad escolar.
People are also reading…
De acuerdo con el Departamento de Servicios de Salud y Humanos de Estados Unidos (U.S. Department of Health and Human Services), el cuidado infantil se considera accesible si no representa más del 7% de los ingresos de una familia. Con ese parámetro, para el servicio de guardería para bebés o niños de cuna específicamente, que tiende a ser más caro que el cuidado de niños un poquito más grandes, solamente el 8.7% de las familias en ֱ pueden pagar un programa de cuidado infantil.
Eso quiere decir que una gran parte de las familias locales gastan un porcentaje mucho mayor de sus ingresos en cuidado infantil, lo que impacta en todos los demás aspectos de su vida.
“Queremos ayudar a cambiar el sistema”, dijo Jenny Volpe, directora ejecutiva de Make Way for Books.
A continuación describimos algunas maneras en que las organizaciones sin fines de lucro y ciertas empresas de ճܳó están ofreciendo recursos para las familias que más lo necesitan.
Cuando preescolar no es una opción
inició en 1998 y se enfoca en mejorar y aumentar las habilidades de alfabetización de los niños.
Aproximadamente el 80 por ciento de las familias que la organización atienden vive en condiciones de pobreza, dijo Volpe, y se llega a muchas de ellas a través de socios comunitarios, promoción de boca en boca y el reclutamiento a través de redes sociales.
“Las brechas de rendimiento entre los niños que viven en pobreza y sus compañeros de mayores recursos se hacen evidentes a los 18 meses de edad”, señala Make Way for Books en su . “En ճܳó, el 39 por ciento de los niños (de 0 a 5 años) viven en condiciones de pobreza. Para las familias que batallan para llegar al final del mes, tener acceso a la educación temprana es imposible”.
De acuerdo a la organización, el 90% del desarrollo y crecimiento del cerebro ocurre a la edad de 5 años. Make Way For Books afirma que los niños que reciben una educación de alta calidad antes de esa edad tienen 40% menos probabilidades de retrasarse un grado y 70% más probabilidades de graduarse de la escuela preparatoria.
Al entender que muchos de los niños del Condado Pima no tienen acceso a preescolar tradicional, Make Way For Books lanzó un programa llamado Story School, que ayuda a entrenar a los padres de familia para que puedan ofrecer alfabetización desde casa para sus hijos.
“Culturalmente hablando, muchas familias no aceptarían nunca la educación preescolar, de todas formas. Incluso si se les ofreciera una beca”, dijo Volpe en referencia a las familias que prefieren depender de amigos o familiares en lugar de preescolar o servicio de guardería. “Queríamos ser un recurso para esas familias también”.
Story School no es solo un servicio de guardería para niños, sino un programa de dos generaciones (padres e hijos) de 10 semanas de duración. Enseña habilidades de alfabetización a niños, desde recién nacidos hasta los 5 años de edad, junto con un padre de familia quien también es entrenado para que pueda luego perfeccionar esas habilidades en casa.
La fecha límite para Story School ya pasó este año, pero las familias pueden enviar sus solicitudes a través de para registrarse en la lista de espera para las próximas series del programa en febrero.
“(Story School) no reemplaza el preescolar, pero tiene muchos resultados similares en el aprendizaje”, dijo Volpe. “Nuestros niños ‘se gradúan’ de Story School con habilidades de aprendizaje mejoradas y habilidades sociales. (Las familias) no pueden pagar por preescolar y quieren que sus hijos interactúen en un ambiente similar al de la escuela y con otros niños”.
Los más de mil niños que atiende Story School -programa que es ofrecido tanto en español como en inglés, dado que un 40% de las familias hablan inglés- reciben una mochila con 20 libros de importancia cultural, además de cualquier otra cosa que necesiten para las actividades adicionales. También, a través de “Story School University” pueden mantenerse involucrados con Make Way for Books hasta que los niños tengan 5 años de edad.
Desde que mudaron sus operaciones a una plataforma virtual, debido a la pandemia por COVID-19, Story School ha registrado un incremento de 34% en inscripciones entre 2020-2021, en comparación con 2019-2020.
A través de casos de estudio y entrevistas, Volpe dijo que Make Way For Books estima que el 75% de los niños quienes participan en sus programas logran leer al nivel o por encima del nivel de su grado desde kindergarden hasta el tercer grado.
Make Way For Books también tiene un programa de desarrollo profesional llamado The Story Project, que trabaja con maestros de preescolar así como con padres de familia y abuelos que quieran operar un servicio de guardería desde sus hogares.
Otro programa local que se enfoca en enseñar habilidades vitales es el operado por de la Universidad de ֱ como parte de su Extensión Cooperativa. Previo a la pandemia, Garden Kitchen también ofrecía desarrollo laboral al equipo de preescolar.
El programa que trabaja con los centros de enseñanza temprana enseña a los niños (y a veces a los maestros y padres de familia) jardinería, nutrición y actividad física, específicamente trabajando con centros donde al menos el 50% de los inscritos viven con ingresos bajos. El programa es gratuito para los centros que lo requieran.
“Estas son comunidades desatendidas”, dijo la coordinadora del programa, Glenda García.
“Como especialistas en atender las necesidades comunitarias, ahí es donde está nuestro enfoque: cerrar esa brecha en las disparidades. Nos gustaría que todas nuestras comunidades tuvieran toda la información que está disponible para todos. Si no la tienen, se las llevamos”.
Eventualmente, Garden Kitchen espera trabajar con familias que no pueden pagar por el preescolar en absoluto, similar a la metodología usada para la escuela de historias (Story’s School) de Make Way For Books.
“Nos encantaría poder ir a la casa y ayudarlos de esa manera”, insistió García.
“Una de las cosas que vimos, y yo personalmente y mi esposa solíamos acoger a algunos niños de la colonia que necesitaban ayuda, es que utilizamos mucho el cuidado infantil que es operado en casas en la colonia”, dijo Ed Beltran, asistente de extensión comunitaria. “Esos son los centros a los que acuden muchas familias porque es lo que pueden pagar”.
En los últimos cuatro años, García estima que Garden Kitchen ha trabajado con al menos 34 centros de primera infancia, en algunos de los cuales ha colaborado por años en el consejo. El programa trabaja con preescolares instalados en casas, como mencionó Beltran, además de los centros independientes y muchos preescolares a través de Head Start.
, operador a través de centros para padres y niños, ofrece aulas de tiempo completo y de medio tiempo para las familias que califican para un subsidio de cuidado infantil del Departamento de Seguridad Económica (DES), así como servicios basados en casa con los que tanto mujeres embarazadas como niños de hasta 3 años reciben visitas de un educador familiar de Head Start una vez a la semana.
Niños más grandes
Hace unos siete años, La Fundación Primavera creó Las Abuelitas, un complejo de vivienda asequible de 12 unidades, inicialmente construido para abuelitos criando a sus nietos.
Las Abuelitas es el espacio de un centro comunitario que alberga un pequeño programa de actividades para después de la jornada escolar para niños de entre 5 y 14 años de edad. El coordinador del programa, Víctor Rodríguez, promueve la escuela entre las familias que viven en Las Abuelitas, además de entre otros vecindarios y escuelas en el área Sur de ֱ.
“Nuestra parte más difícil fue: ¿Dónde está el límite?”, dijo el coordinador de participación comunitaria, Alonzo Morado, en referencia a la edad de los niños que el programa recibe.
Ellos decidieron seguir algunas reglas similares a las del Distrito Unificado de ֱ, aceptando entonces niños de Kindergarten y hasta los 14 años de edad, considerando un centro cercano para adolescentes.
Para las familias que tienen niños menores a los 5 años, Rodríguez ofrece a los padres de familia recursos para otros centros de cuidado infantil en la comunidad y servicios que incluyen apoyo económico.
La mejor parte del programa, sin embargo, es que es completamente gratuito para las familias.
“Lo empezamos de manera gratuita, y así lo hemos mantenido”, dijo Morado.
Durante los primeros cinco años, misioneros operaron el programa. Eventualmente, el programa comenzó a recolectar libros, a recibir pequeños subsidios, y luego Rodriguez se unió.
El programa acepta niños según van llegando. Este año 35 niños están inscritos en el programa.
El programa de actividades después de la jornada escolar, incluye tiempo para tareas y lectura, además de actividades como jardinería y manualidades. Rodríguez dijo que ha visto evidencia anecdótica de mejora académica en los niños y este año, espera trabajar con los padres de familia para revisar las calificaciones de los niños en la escuela y hacer un seguimiento de su progreso.
El programa también trabaja frecuentemente con la Facultad de Salud Pública de la Universidad de ֱ, en la que los estudiantes visitan cada semestre y trabajan con los niños en tareas, lectura y lecciones de salud, como higiene y cuidado del medio ambiente.
Durante la existencia del programa, otros visitantes especiales han incluido el equipo de baloncesto femenino de la UA, los ֱ Roadrunners y los bomberos locales.
“Hemos tenido diferentes personas que han venido a hablar con ellos porque queremos exponerlos al mundo entero”, dijo Morado. “La semana pasada fuimos a la Universidad de ֱ y fue la primera vez que veían una universidad. Fue realmente sorprendente ver cómo se iluminaban sus rostros, para que vieran que había más para ellos que solo la escuela secundaria y luego el trabajo”.
“Uno de los principales aspectos es que queremos asegurarnos de que las familias son atendidas y que los niños están en un lugar seguro y que están progresando en la escuela”, dijo Morado. “Nuestro mantra es ´caminos para salir de la pobreza´, y sabemos que la mejor manera de salir de las condiciones de pobreza es a través de una buena educación y es por eso que hacemos este programa de horario extendido después de la escuela. Es por eso que es importante para nosotros exponer a los niños a la UA, porque en muchas ocasiones, los niños de áreas de bajos recursos no saben que pueden ser parte de ese mundo”.
Otro programa de horario extendido para después de la escuela en ֱ, es el operado por la ciudad y llamado KIDCO, que cuesta 500 dólares para los residentes de la ciudad por año escolar y atiende hasta alrededor de 900 niños desde kindergarten hasta quinto grado. Actualmente están inscritos unos 700 niños.
Los planes de pago están disponibles para KIDCO, al igual que los descuentos del 50 por ciento para familias de bajos ingresos. Las familias deben solicitar el descuento antes de registrarse en el programa. Aunque no hay una lista de espera para el descuento, podría haber una lista de espera para sitios específicos.
Un preescolar creado sobre la carencia
Ernestina Fuentes conoce la difícil situación de los niños de bajos recursos porque ella era una de ellos. Entonces, cuando decidió crear un preescolar, para ella era primordial que no solo atendiera a esas familias, sino que las familias se vieran reflejadas en el personal del centro.
“Muchas de las personas en la junta directiva y las personas que se quedan con nosotros y trabajan con nosotros han sido esos niños”, dijo. “Venimos de este barrio de aquí. Me gradué de Sunnyside. Crecí en este vecindario. Mi mamá era inmigrante. Vivíamos en la pobreza. Pero luego pude ir a Harvard, porque tuve los valores y el apoyo de la comunidad”.
“Quería volver y apoyar a otras personas. Estos niños pueden hacer lo mismo y hubo otras personas que sintieron lo mismo (como yo)”, dijo. “Mi investigación fue que (la educación temprana) debe ser diferente. Lo que está sucediendo ahora nunca los sacará de la espiral de pobreza”.
, ubicada en 6740 S. Santa Clara Ave., cerca de Valencia Road y 12th Avenue, brinda un alto nivel de aprendizaje cognitivo para niños que de otra manera no estarían expuestos a este tipo de educación, dijo Fuentes.

El asistente de enseñanza Martín Álvarez ayuda a niños de 1 y 2 años a ver un libro de imágenes en Herencia Guadalupana Lab School, en 6740 S. Santa Clara Ave.
“Año tras año, miles de niños se pierden en la cultura de la pobreza”, añadió. “Podemos transformarlos para que sean personas poderosas y contribuyentes que construyen nuestro mundo. Queremos ayudar a que esto le suceda a todos los niños que tocamos “.
“La pobreza está mucho más allá de (un número)”, agregó Fuentes. “Hay una actitud, hay una perspectiva cultural. Tenemos familias que tienen cuatro generaciones de pobreza que han perdido el espíritu. Eso es lo que estamos combatiendo “.
Herencia Guadalupana ha construido un modelo que el personal sigue sobre cómo hablar e interactuar con los niños. El modelo fortalece los valores de resiliencia, perseverancia, enfoque en objetivos y autocontrol, dijo Fuentes.
Por ejemplo, si un niño necesita ayuda para abrir un paquete de galletas, el personal de Herencia Guadalupana no se lo abre. Le hacen preguntas al menor, como: “¿Crees que puedes abrirlo con un par de tijeras?”, lo que despierta el interés de los niños en abrir el paquete ellos mismos.
Fuentes dijo que puede parecer contradictorio, pero el personal de Guadalupana quiere asegurarse de que los niños tomen sus propias decisiones.
“Tenemos niños increíblemente fuertes”, dijo Fuentes.
Otra pieza del rompecabezas es que varios niños a los que atiende Herencia Guadalupana han experimentado un trauma.
“Lo primero que haces es (preguntar), ‘¿Qué necesitan?’ ... y dárselo”, dijo Fuentes. “Analizas. No reaccionas. Debes apoyar y crear una situación para que estén seguros, felices y fuertes”.
La mayor parte de la evidencia del crecimiento de los niños después de salir de Herencia Guadalupana es anecdótica.
Fuentes dijo que sabe de al menos 20 niños que, después de salir del centro, se pasaron directamente al primer grado o pudieron ingresar a una clase mixta de kínder — 1er grado.
“Un niño encantador fue al kínder y le dije: ‘¿Cómo está el jardín de niños?’ Y él dijo: ‘Yo era demasiado inteligente. Me pusieron en primer grado’”, recordó Fuentes.
Fuentes estima que el 80% de las familias guadalupanas son bilingües en inglés y español, y algunas familias solo hablan español. De los 16 miembros del personal, 14 son bilingües.
Para los niños que son monolingües en español o necesitan más apoyo con el idioma, el personal les da instrucción en español, pero se centra en la enseñanza de actividades de enriquecimiento, como obras de teatro y música, en inglés.
Actualmente, la mayoría de los niños que asisten a Herencia Guadalupana están en hogares de crianza temporal (foster care), por lo que el costo de asistir a esta escuela está completamente cubierto por el DES (Departamento de Seguridad Económica).
Para quienes no tienen subsidio estatal, el costo promedio por mes en Herencia Guadalupana es de $600 por niños de 3 a 5 años, alrededor de 15% menos que el costo promedio de cuidado infantil para un niño de 4 años en ֱ de $712 por mes, según cifras del .
Hay flexibilidad para las familias que no lo pueden pagar, dijo Fuentes.
“La Dra. Fuentes trabajó conmigo financieramente porque en ese momento solo estábamos con los ingresos de mi esposo”, dijo Regina Chávez, madre de dos niños que asistieron a Herencia Guadalupana.

Ernestina Fuentes, directora ejecutiva y fundadora de Herencia Guadalupana Lab School, reorganiza juguetes en un foto del 2020. La Dra. Fuentes ha desarrollado un programa que brinda educación temprana de calidad a niños con pocas opciones de recibirla.
“Siento que la Dra. Fuentes trabajó mucho conmigo. Nunca fue como, ‘Dios mío, ¿qué voy a hacer?’”, Dijo Chávez.
Chávez vivió anteriormente en San Diego y era ama de casa porque no podía pagar por el cuidado de los niños. Al mudarse a ճܳó, Chávez se enteró de Herencia Guadalupana e inscribió a su hija que entonces tenía 3 años y luego a su hijo.
“Me gustó que hubiera muchas cosas de uno a uno que hacer con los niños”, dijo. “Mi hija se benefició de esto: fue a una clase de kínder-first, no solo a una clase de kínder. Ella estaba haciendo cosas de primer grado a la edad de kínder”.
“Sentía que todas las demás escuelas funcionaban más como una guardería”, dijo sobre su experiencia al buscar otras opciones de cuidado infantil. “Y con la escuela de la Dra. Fuentes, quieren que (los niños) aprendan”.
Chávez dijo que le encantaría ver más becas ofrecidas en preescolares.
“Creo que hay que pensar constantemente en las familias de bajos ingresos y en cómo se ven afectadas y cómo se puede ayudar”, dijo.
Junior Togafau estuvo de acuerdo. Dos de sus bisnietos, a quienes adoptó en 2018, asistieron a Herencia Guadalupana gracias en parte a la ayuda económica que le otorgó el estado durante el proceso de adopción.
Cree que sus hijos obtuvieron una ventaja gracias a Herencia Guadalupana.
“Los prepara para su camino a lo largo de la escuela y se obtiene una buena ventaja”, dijo. “No es un curso intensivo. Estás formando su interés, estás construyendo su conocimiento. Estás construyendo su actitud”.
“Siempre es bueno saber que hay un lugar a donde envías a tus (hijos) y sabes que se les están enseñando habilidades y valores y se les da la oportunidad de expandir sus horizontes”, dijo.
Pero sabe que uno de los mayores problemas de enviar niños al preescolar es el costo.
“Creo que debería haber más programas de becas y más cosas para ayudar a las familias que no pueden pagar el costo de inscripción”, dijo.
Fuentes está investigando formas de reducir el costo y dónde obtener fondos para hacerlo, incluido el fondo de becas de colaboración colectiva de la escuela, que se puede encontrar en . Actualmente, Herencia Guadalupana ofrece cinco becas de First Things First, más cuatro becas parciales de Quality First.
Más allá del costo, Fuentes dijo que cree que Herencia Guadalupana aún tiene que llegar a quienes más lo necesitan, como familias indocumentadas, padres que por un dólar o dos no califican para los beneficios de DES y familias que no saben que pudieran recibir la asistencia del DES.
“Una de las razones es que la gente está asustada y la gente no confía”, dijo, y agregó que detenerse para evaluar el tema del preescolar de un niño a menudo no es una opción cuando los padres están “viviendo en modo de supervivencia”. Fuentes espera realizar más actividades de divulgación pronto.
Herencia Guadalupana atiende actualmente a unos 60 niños, y tiene espacio para unos 20 más. En el transcurso de ocho años, Fuentes estima que por la escuela han pasado entre 800 y 900 niños.
Uno de los próximos objetivos de Fuentes es construir un centro para la primera infancia en un lugar destacado del sur de ճܳó. Espera atender a 200 niños ahí, además de agregar oficinas para conectar a las familias con recursos como los del DES.